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VESTIGIOS DEL PASADO

Pilar Tobón, la notable escultora textil colombiana, ha recibido recientemente la honrosa invitación a realizar una exposición interactiva en diversas instituciones de educación superior norteamericana, en la cual, aparte de presentar sus obras más recientes, dará oportunidad a los jóvenes estudiantes para que trabajen junto con ella en la elaboración de trabajos de escultura textil. El hecho de que la obra de esta artista tenga su basamento en las tradiciones indígenas de Colombia, incorporando las técnicas y motivos de las diversas culturas que florecieron en ese territorio, presenta a los estudiantes la extraordinaria y única oportunidad de entrar en contacto con las raíces de nuestra historia. La evolución de las obras de Pilar indica que, aunque defiende con ardor los orígenes artesanales y la vida de cientos de miles de mujeres que dedican su trabajo a la elaboración de los diversos artículos utilitarios y decorativos que se derivan de materias primas como el algodón y otras fibras vegetales, la lana, seda, plumas y otros materiales, que incluyen metales preciosos y aleaciones diversas, pero es necesario destacar que su actitud ha sido de continua defensa del concepto de arte textil, contra quienes quieren reducir toda esta noble actividad a un simple oficio artesanal, contrariando así un movimiento que, por más de tres décadas, ha venido a ser en América, Europa y Asia, una fuerza vital para crear un verdadero arte textil. Para demostrar a los estudiantes las tendencias actuales del arte y la escultura textil en el panorama internacional, la exposición incluirá la colección permanente de Women in Textile Art (WTA), una asociación internacional de artistas textiles fundada y promovida por Pilar Tobón, quien celebra con bastante exito Bienales Internacionales en distintos países del de los cinco continentes. La mayoría de las artistas concurrentes han donado sus obras para formar una colección que demuestre el estado y avance de esta disciplina en todo el mundo. La triple oportunidad brindada a los estudiantes universitarios, de explorar las raíces indígenas de nuestras culturas, de participar en la elaboración de objetos artísticos bajo la dirección de una importante escultora y de empaparse de los avances y tendencias más recientes en este campo, es un evento único, cuya trascendencia no puede ocultarse. Esta toma de conciencia acerca de nuestras raíces comunes debe ir pareja con el conocimiento acerca de las condiciones reales de vida de millones de mujeres que, en todo el continente, se dedican a diversos oficios y artesanías textiles, manteniendo las tradiciones seculares, pero subsistiendo en condiciones de pobreza extrema y de discriminación de género. Uno de los objetivos fundamentales de WTA es lograr que se canalice la ayuda, apoyo y simpatía internacionales hacia esas mujeres que, de manera callada y humilde, constituyen el basamento de una estructura que estamos obligados a preservar. Esta cultura latinoamericana tiene sus raíces en lo aborigen, pero se ha enriquecido, a lo largo de cinco siglos, con los valiosos aportes europeos, africanos, árabes y asiáticos para transformarse en lo que hoy es y ser la puerta para lo que podemos llegar a ser en el futuro en este continente que se extiende, sin solución de continuidad, desde los confines del Cabo de Hornos hasta las desoladas tundras de Alaska. La suerte de estos millones de mujeres, que viven olvidadas por sus gobiernos, haciendo esfuerzos heroicos para no perecer y dejar desaparecer todo lo que representan, es un problema que deben enfrentar nuestras generaciones actuales y futuras, porque sólo a través de la cooperación internacional será posible establecer mecanismos de defensa eficaz de todo lo que estas maravillosas artesanas representan, ese es el objetivo ulterior de WTA y debe cumplirse, parcialmente, con eventos como esta exposición interactiva. Lograr estos objetivos implica costos que están más allá de las posibilidades financieras de la artista, sobre todo porque las exposiciones no tienen carácter comercial si no cultural que es la promoción y rescate cultural de nuestras, es por ello que se requiere obtener el patrocinio de instituciones financieras, empresas multi-nacionales e individuos de buena voluntad, que comprendan la extraordinaria importancia de esta experiencia, tanto para los directamente participantes como para los que siguen habitando nuestro largo y ancho continente. La obra ha sido exhibida en diferentes universidades, centros culturales, y galerías, de Los Estados Unidos, Costa Rica, Polonia, Venezuela, Ecuador, Uruguay, Argentina y muy pronto en España.

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UNA OBRA PERDURABLE

Desde hace algún tiempo, por razones profesionales, pero también por el encanto que dimana de sus obras, Pilar Tobón, la escultora textil colombiana, cuya presencia física en el Sur de Florida es cada vez más notoria, se ha convertido en una referencia cultural para un número creciente de quienes se ocupan de las complejas y profundas relaciones que ligan y desunen a la vasta y multifacética comunidad latinoamericana que ha llegado a convertirse en la mayoría demográfica de Miami Dade y en una muy influyente presencia en los condados de Broward y Palm Beach. Alcanzar ese resultado, dado el hecho de que ha estado presente en un número considerable de exposiciones de sus obras o de terceros, o en funciones de su Galería ARA, que estubo ubicada por tres anos, (2001 -2004) en la emblemática frontera geográfica entre la Calle Ocho, la más hispana de las vías de Miami y Coral Gables, ese oasis de elegancia, sofisticación y afluencia financiera, que ha venido siendo el árbitro de la vida cultural de la región casi desde su fundación en los ya muy lejanos años 20, no parecía tarea difícil, pero si lo fue que pudiera dedicar parte de su tiempo, que aparenta ser la menos abundante de sus disponibilidades, a una conversación acerca de su arte y su destino. Cuando se está frente a las esculturas textiles que e labora Pilar, es imposible dejar de sentir la fuerza expresiva y creadora que dimana de ellas. Cada nudo es un intento para tender un puente entre las tradiciones milenarias y las actuales formas de llevar el mensaje. Aunque los telares siguen siendo muy similares a los que utilizaban nuestras más remotas antepasadas, el uso de ciertos materiales, el empleo de técnicas novedosas y la búsqueda de motivos y formas vinculados a un presente lleno de angustias, ponen de relive que esta artista no es simplemente una tejedora, sino una fiel intérprete de un tiempo y una cultura. Cuando se observan con detenimiento sus obras a lo largo de los años de su ejercicio artístico, aún cuando se pueden determinar ciertas etapas en su desarrollo, se concluye que hay una continuidad en la búsqueda, un crecimiento interior en la espiritualidad, una entrega creciente a la definición de un arte cada vez más depurado y un dominio cada vez más marcado de las técnicas especiales que confieren una definida personalidad a este movimiento artístico. Por supuesto, hay que señalar que la aceptación universal de la elaboración de tapices, como muchos quieren llamarlos, en la categoría de arte y no de simple artesanía, es un movimiento muy reciente. En los últimos 35 a 40 años los cultores de estas disciplinas se han empeñado en demostrar que, aunque en cierta manera son continuadores de las tradiciones artesanales, se expresan como verdaderos artistas y sus obras son ahora consideradas como esculturas textiles. Una de las pioneras de este movimiento de valoración profesional, polo menos en los ámbitos de este continente, es sin duda, Pilar Tobón y en el desarrollo temporal de sus trabajos puede verse como ha ido, a su vez, modificándose el mecanismo interior de la creación, como se ha afirmado el orgullo de la expresión y se han liberado las fuerzas internas para alcanzar elevadas cumbres de belleza y significado. Para poder entender este desarrollo es indispensable visitar los orígenes de esta importante escultora, sobre todo la urdimbre teórica sobre la cual ha tejido su trama de ejecución y su decisión de mujer valiente y arriesgada.

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NOBLE TRADICION

En la antigüedad, muchas tradiciones y mitos religiosos equiparaban la vida a un tejido y hablaban de un trío de mujeres, una de las cuales hilaba, la segunda tejía y la tercera cortaba el tejido de la vida. Esa relación entre el tejido y la existencia es consistente con un hecho muy claro, las telas han acompañado al hombre desde las etapas finales del período neolítico, como lo atestiguan residuos de lino encontrados en excavaciones arqueológicas en Suiza. En la división natural del trabajo entre los hombres y mujeres, en la cual los primeros se ocupaban de caza, pesca y guerra, mientras las segundas garantizaban la continuidad de la especie y se atareaban en sembrar, cosechar, cocinar y también preparar el vestuario. Una vez que las pieles de animales dejaron de ser suficientes, comenzó a desarrollarse la técnica de hilado manual de fibras silvestres, la primera de las cuales fue el lino. A partir de ese humilde origen se desarrolló todo el aparato textil que conocemos. En China se inició la elaboración de tejidos de seda en el siglo XXVIII A.C., en Egipto se tejía el lino y el algodón desde las épocas más remotas y, según testimonios, Alejandro Magno introdujo el algodón en Grecia, a su regreso de la India. En América Latina son notables los tejidos de algodón de los incas, en los cuales se mezclaba lo utilitario con lo artístico, produciendo dibujos de gran calidad y colorido. En México, tanto los mayas como los mixtecas y los aztecas desarrollaron grandes habilidades textiles y los últimos se destacaron en el tejido mixto de fibras vegetales, metales y plumas, para elaborar complejos y bellos ornamentos. En este desarrollo de miles de años, no hay duda del papel desempeñado por mujeres de todas las razas, que se dedicaron a hilar y tejer las telas de nuestras vidas, con un gran espíritu creativo. La aparición de las grandes maquinarias automáticas, que transformaron la industria, a partir del siglo XVIII, transformó la artesanía en manufactura y mantuvo el papel de diseño y elaboración de complejos y bellos tejidos en manos de artistas que elaboraban los grandes tapices que caracterizaron la edad media y moderna y las alfombras que dieron forma a las civilizaciones persas y del centro de Asia. Durante muchos años el tejido artístico estuvo confinado en la categoría de artes utilitarios, que siempre ha sido considerada como inferior a las llamadas Bellas Artes, es una de las artesanías a las cuales se subsume en el arte popular, pero un movimiento universal de quienes se dedican a la creación de diseños textiles ha venido ganando terreno para dar un papel más destacado al arte textil. Este arte, que no tiene, en realidad, nada que pedir a los consagrados por la vieja tradición, es casi un coto cerrado de las mujeres. De los miles de cultores, de acuerdo con diversas cifras y estadísticas, más de 90% son mujeres, orgullosas de su creación y dispuestas a defender su lugar dentro del concierto de las artes. Precisamente, en medio de este movimiento mundial se ubica una mujer que ya empieza a adquirir renombre internacional, se trata de Pilar Tobón, la artista que se ha dedicado, con un gran esfuerzo y notable creatividad a elevar el nivel artístico del arte textil, al vincularlo con las más antiguas y nobles tradiciones del arte precolombino de su natal Colombia.

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UNA TESIS UN MANIFIESTO

La tesis y trabajo de grado que bajo el título de Tapicería en cobre y bronce, basada en la orfebrería de las culturas precolombinas, presentado por Pilar Tobón, cuyo tema es la elaboración de obras de arte textil partiendo de las técnicas y temas de las culturas aborígenes de Colombia, tal como se las conoce a través de las obras reunidas en el Museo del Oro y en diversas muestras y hallazgos, demuestra una profunda compenetración de la artista con las raíces históricas de su patria. A lo largo de su densa y magnífica exposición, se hace evidente que la autora conoce a cabalidad las características de las diversas culturas indígenas que se manifiestan en ese territorio. Habla y describe con lujo de detalles las obras de las culturas Muisca, Tairona, Sinú, Quimbaya, Calima, Nariño, Tumaco, Tierradentro y San Agustín. En la parte introductoria de su trabajo académico, al describir el invalorable tesoro contenido en el Museo del Oro, afirma que en cada cultura precolombina se ha encontrado que elaboraban representaciones de sus Dioses en cerámica y metal, para adorar la luna, el sol, las estrellas y el agua, demostrando con ello que, desde un principio, el hombre ha necesitado creer en un ser superior: Dios Afirma entonces que este trabajo influyó para el estudio del diseño textil, ya que Colombia es un país inmensamente artesanal y laborioso, por ende, el presente Trabajo de Grado es un homenaje a nuestros ancestros, que han dejado para nosotros la riqueza de su cultura, la hermosura de su creatividad, la delicadeza de su trabajo y la paciencia inmensa de sus extraordinarias y maravillosas obras Aquí, Pilar Tobón explora las diversas vertientes culturales, que se extienden en un período de más de 2000 años, entre el nacimiento de la cultura Sinú, en las cercanías de la costa caribeña de Colombia en el 800 antes de Cristo y el final del florecimiento de la cultura Muisca, en los años iniciales del siglo XVII, analiza las técnicas de orfebrería, los temas y formas que son características de cada una, presentando y explicando algunos de los ejemplos más notables de sus obras. Como resultado de una extensa investigación, la artista presenta una acuciosa descripción de las técnicas utilizadas y la justificación en el uso de materiales y técnicas en la elaboración de tapices que combinan las típicas operaciones textiles con las tradiciones indígenas y el uso de metales que conservan y reflejan las tradiciones ancestrales. Al referirse a las obras que son parte del trabajo, expresa: La obra, en general, no forma una figura precolombina como las que ya conocemos, pero al observar la secuencia de ésta, se capta un efecto o una sensación distinta, apreciando así mismo, el trabajo en orfebrería de quienes fueron nuestros antepasados, que por ser hermosísimo e invaluable, marca a un pueblo laborioso y creativo Añade la autora, dentro del concepto textil, se han utilizado las técnicas orfebres de nuestros antepasados para la realización de un trabajo artístico con materiales poco tradicionales como el cobre y el bronce; materiales que si se han utilizado en la realización de tapices, ha sido solamente para detalles finales como elementos decorativos Esta tesis, por su prolijidad y fuerza investigativa, debe ser considerada como un elemento esencial en el análisis de la obra y tendencias de una artista que ha emergido, como Pilar Tobón, en la vanguardia de un movimiento de raigambre mundial que está rescatando para el arte un terreno que le había sido robado.

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UNA PRESENCIA FRECUENTE

El nombre de Pilar Tobón aparece con frecuencia en catálogos de exposiciones individuales y colectivas en diversos países y sus obras han merecido comentarios y críticas en importantes medios de comunicación. Estos hechos no son el resultado de casualidades sino, por el contrario, el premio a un trabajo dedicado y a una dedicación muy grande al arte. Pero incluso cuando no exhibe sus obras, Pilar dedica largas horas, robadas a sus amados telares, a comunicarse con artistas textiles de todo el mundo. Aunque sería prolijo citar todas las opiniones críticas que se han producido, es oportuno y conveniente incluir algunas de las más notables, para establecer un marco en el cual colocar, de manera más correcta, la imagen de esta gran artista continental. En el museo Nahím Isaías...la muestra de Pilar Tobón (escultora textil) donde ella, con destreza y sensibilidad, con admirable capacidad para manifestarse plásticamente. Fibras, en particular, unidas a metales, consiguen bloques donde las texturas seducen de inmediato...los materiales que ha utilizado los maneja a su antojo. No solamente nos sorprende, sino que nos lleva al género del tapiz hecho como la hora actual...sólido en su composición total, en la labor que ella, Pilar Tobón, se ha fijado, y en la cual, repetimos, se moviliza con exquisitez, conocimiento de causa y un espíritu, donde la búsqueda es una de sus principales virtudes Zalacaín en Meridiano (Guayaquil) 25 de septiembre de 1995 Las esculturas textiles de la colombiana Pilar Tobón son piezas de insondables y esotéricos significados, empapados de una gran riqueza expresiva, que nos transportan a mundos de sugerente magia y ancestrales simbologías. Sus envolventes y sinuosos planos expresan increíbles coloraciones y combinaciones cromáticas que no dejan de sorprender por sus sugerencias y el inesperado uso de las piezas metálicas que sugieren antiguos símbolos rituales de gran significado y fuerza. El Universo (Guayaquil) 2 de octubre de 1995 Ha comenzado la danza de sus manos. Es el momento en que su cuerpo y su mente se alejan de la realidad para sumergirse en las notas clásicas de su música y empezar a tejer su arte. Es el momento de relajarse y de encontrar paz espiritual; de crear, en comunión con su mujer El trabajo de Pilar Tobón ha recorrido el mundo entero. Con él busca ilustrar el legado manual de nuestros ancestros y mostrar la creatividad que puede desarrollar con la agilidad de sus manos Faviana Patiño, Revista Gente de El Heraldo de Barranquilla, 25 de abril de 1998 No todos los días tenemos la suerte de ver a una artista como Pilar Tobón, que tiene la virtud de reproducir las vivencias de un pasado que ha conocido por su herencia y por sus largas jornadas de estudios e investigaciones... Pilar logra situarnos frente a imágenes donde habitan los chamanes y otros seres de luz. Nos lleva por recónditos parajes cargados de simbologías y figuras que te envuelven... figuras que puedes tocar e incorporar a tu vida cotidiana, sin que pierdan esa majestuosidad propia de las grandes obras de arte María Cristina Alarcón Viernes de Galerías. Imagen Latinoamericana, Miami, Diciembre de 1995. Pilar tiene una misión, el arte textil. También tiene un sueño, la promoción de los textiles. Fiel a su origen en un país que tiene, a la vez, una extraordinaria tradición precolombina y también una importante contribución al arte textil contemporáneo. Pilar Tobón decidió enfrentarse al desvaneciente apoyo que recibe el arte textil en América Latina al iniciar un evento internacional memorable: ‘Mujeres en el Arte Textil 2000 Yosi Anaya, Textile Forum, Suiza, 2 de junio de 2000 La tarea creativa de Pilar Tobón arranca desde su misma entraña y se nutre con los atavismos de su sangre. Sin más armas que un montón de fibras y fragmentos de metales, encajes, piedras, borlas antiguas, plumas, orfebrería, piezas precolombinas y otros elementos sin aparente relación estética y su enorme talento creador, la capacita para, con esos materiales, crear sus esculturas textiles cargadas de una enorme fuerza y calidad artística Violeta de Arrantia, Directora Artística del Museo Nahím Isaías, Guayaquil, Ecuador

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SENTIDOS DE LA COLOMBIANIDAD - ARTESANIA AL ARTE

Cualquier análisis que se haga de la obra de Pilar Tobón, a partir de la factura de sus piezas más destacadas, tiene que tomar en cuenta una manifiesta voluntad de la autora para poner de relieve sus raíces nacionales. La búsqueda de lo ancestral, de las técnicas y motivos de los antepasados indígenas y el uso de materiales que, por diversos motivos recrean las texturas y colores preferidos por los antiguos pobladores de Colombia, no es una simple casualidad ni un capricho marginal, sino el resultado de una toma de partido consiente y deliberada. Al conversar con esta extraordinaria mujer se ilumina su rostro y profundiza la mirada, cuando habla de su anhelo por explorar y conocer sus raíces, posiblemente como manera de expresar su voluntad de asentarse fuertemente sobre una tierra a la que puede llamar propia. Confiesa que, aunque ha estudiado y hecho contacto con otras culturas, ninguna le ha llenado el corazón y el intelecto hasta el punto de hacerle compartir esta pasión por lo que es más suyo. Es evidente que el respeto por las fuentes de su cultura y el respeto por las tradiciones, con todo lo que tienen de inmutable, de fundamento en la roca para la edificación de una vida y una obra, en medio de una geografía y una historia reciente que se ven profundamente conmovidas por la lucha fratricida y la violencia irracional, es una forma de enfrentar con valentía el reto de ser colombiano en esta época tan comprometida de su país. La obra de Pilar Tobón, al verla en su conjunto y ubicarla en su entorno histórico, no hay duda de que constituye una suerte de mensaje subliminal, dirigido a sus compatriotas, en el cual se ofrece una promesa de unidad espiritual y, de alguna manera, una estrategia de supervivencia. Aunque confiesa que no toma partido, en el estricto sentido político de la palabra, no hay duda de que opta por la vida ordenada, por la defensa de lo que es común a todos los colombianos.

Los comienzos de Pilar, como ella misma lo dice, estuvieron signados por el uso de técnicas y puntos de vista muy artesanales, pero se ha producido un complejo proceso de crecimiento espiral expansivo, basado en una investigación cada vez más profunda y exigente y en la evolución de una tecnología más depurada. Partiendo de una re conceptualización del arte indígena, utilizando tecnologías artesanales, cuando la artista entró en contacto, en sus estudios en España y Francia, con los perfeccionamientos técnicos y con los temas y estilos propios de esos países, comenzó a producirse un cambio en el estilo y en la intención de las obras. Lo que era reverentemente aborigen se va transformando, en una etapa que la artista califica como barroca, en la cual se observa el uso frecuente de anudados, como si se tratara de unir las puntas de un hilo cultural, salvar, de alguna manera, un abismo de información y técnica. Esta etapa es de gran significación en el proceso de maduración artística. La etapa de los nudos, que marca la asimilación y construcción de un puente, sin embargo, lejos de apartar a Pilar de su fuerte raíz nacional, lo que hace es reforzar su decisión de producir un arte más rico, mejor elaborado, más lleno de detalles. Al final, como una síntesis surge un nuevo estilo, que es el que ha venido desarrollando en los últimos años, que es la utilización del metal, en diversas formas, no solo en la incorporación de figurillas de inspiración precolombina, sino también en el tejido de hilos y laminillas metálicas, mediante técnicas sincréticas, que, sin embargo, preservan los valores supremos de las admiradas culturas indígenas. Deplora, sin embargo, que en Colombia no exista un respeto por la expresión artística que se plasma en estos bellos tejidos, habla de miles de mujeres que son tratadas como artesanas y se las ve como expresiones de un arte popular que linda con lo ingenuo. De acuerdo con sus propias expresiones, desde muy temprano en su evolución artística, se dio cuenta de que la permanencia en los niveles habituales del arte textil colombiano podría subsumirla en un mundo artesanal, que no merece mayor atención y se ubica casi siempre en los límites de lo utilitario y simplemente decorativo. Por otra parte, Pilar mantiene, como profesional, la necesidad de un equilibrio entre lo que expresa su sentimiento y lo que tiene posibilidades de ser vendido en un mercado en el cual las obras de escultura textil son poco conocidas y apreciadas. El artista tiene la necesidad de que sus obras sean conocidas, por ello debe sacrificar algo de su orgullo en busca de aceptación colectiva. En cierta forma, de acuerdo con Tobón, su integración con el público implica, en el concepto hegeliano, una interpenetración de los contrarios para lograr una nueva y más poderosa síntesis

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DE LO UTILITARIO A LO ARTISTICO

La tradición de la mujer tejedora de objetos destinados a su entorno doméstico, para cumplir objetivos inmediatos de confort, que se remonta a las etapas del neolítico superior, cuando se inicia la agricultura y el tejido, ha mantenido en un nivel muy bajo de apreciación esta actividad, que tiende a ser confinada en áreas artesanales. Por ello, a partir de 1963, cuando se celebra en Lausanne, Suiza, la primera verdadera bienal de arte textil, se impuso la tesis de que debía evitarse la categorización de las obras como tapices, porque éstos están caracterizados como Gobelinos y corresponden a una tradición totalmente distinta. De allí el nacimiento de la expresión escultura textil, que en los últimos 40 años ha servido para dar fuerza y cohesión a un movimiento universal que, cada vez se hace más fuerte y con mayor raigambre. Es muy importante destacar que más del 95% de las personas que se dedican al arte textil en el mundo, son mujeres. Es en este contexto, de recuperación del orgullo y de la valoración de su trabajo artístico, en el que hay que analizar la trayectoria de Pilar Tobón. Confiesa que es mucho más conocida fuera de su patria, confirmando aquel viejo adagio: Nadie es profeta en su tierra. Su trayectoria en Colombia se inicia como anticuaria y decoradora de interiores, actividad a la que dedicó algunos de sus primeros años de actividad, poco a poco, sin embargo, se fue imponiendo su vena artística, pero el bajo nivel de apreciación que encontraba en la sociedad local la impulsó a establecerse en el extranjero. Para ello escogió a los Estados Unidos como país de residencia. Sus obras han sido expuestas en su país de origen sólo en dos ocasiones y, aunque ha tenido buena crítica, son mucho menos conocidas y apreciadas que en otras latitudes. Aunque el tema central de su trabajo es el arte precolombino de Colombia, su esfuerzo es más respetado y aplaudido fuera de su patria. Considera que, sin embargo, uno de los factores que influyen en la atracción hacia sus piezas es el uso del metal, porque algunas de las obras que se basan en tejido de fibras, con grandes dificultades de elaboración, se quedan en su taller, aunque reciben la admiración de algunos, mientras las piezas metálicas más sencillas, literalmente se las arrancan de las manos.

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UN MOVIMIENTO UNIVERSAL

Las mujeres que, en todo el mundo, se dedican al arte textil, han realizado un interesante movimiento de convergencia cuyos efectos comienzan a verse. El número de exposiciones de arte textil, la presencia de algunas obras en museos y galerías y el seguimiento del público, se han visto crecer de manera notable en los últimos tiempos, pero todavía no existe un soporte financiero y político suficiente, para dar el relieve necesario a esta actividad. Pilar, como artista individual y como directiva de la organización Women in the Textile Art, recuerda los esfuerzos realizados, conjuntamente con las asociaciones de arte textil de España, México y Argentina, para lograr obtener apoyos financieros en diversas instancias. Aunque en teoría existen programas de donaciones y asignaciones para mujeres, para artesanos, para artistas en diversas organizaciones gubernamentales y multilaterales, en la práctica parece imponerse una discriminación de género que cierra las puertas y aprieta los cordones de las bolsas, cuando se trata de mujeres dedicadas al arte textil. Considera que en el futuro, en la medida en que la organización internacional de las personas que cultivan este arte, se desvincule más de lo artesanal para colocarse en el plano de lo estrictamente artístico, se podrán lograr grandes avances. En este sentido se refiere a su experiencia personal. En sus inicios en Miami, cuando realizaba exposiciones, encontraba en el público una reacción poco favorable, porque no existía la experiencia de lo textil como objeto de arte, para muchos se trataba de trapos, cuya condición no los hacía dignos de colgar en paredes junto a cuadros. Sin embargo, una labor directa, de conversación y convencimiento, una extraordinaria dosis de paciencia y el encanto natural de esta colombiana de sonrisa abierta y mirada en la que trasuntan los atardeceres frente al Caribe y la belleza bravía de las montañas de la sierra de Santa Marta, ha hecho que hoy sus obras obtengan alta cotización y se vendan apenas salen de su taller. Esta demanda creciente conspira contra las aspiraciones de éxito artístico personal, porque no deja que se acumulen piezas en un número suficiente para una exposición

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SALIENDO DE LA SOMBRA

Al hablar sobre su trayectoria en Miami, Pilar hace un especial reconocimiento a Raúl Oyuela, el director del Museo de Arte Latinoamericano. Este argentino surgió ante ella, de repente, sin saber la razón, y la invitó a representar a Colombia en una exposición, admitiendo 8 de sus obras, mientras los demás expositores se limitaban a un máximo de dos. Ella atribuye este tratamiento al hecho de que el arte textil es muy respetado y admirado en Argentina y por ello se le dio a ella esa oportunidad. Luego se vincula al museo como artista residente y comienza una carrera ascendente en el gusto y la aceptación del público del Sur de Florida. El apoyo de Oyuela fue fundamental para realizar la primera exhibición de rango internacional en el arte textil. Durante dos años realizó contactos con artistas de 23 países, quienes se comprometieron a asistir y pagaron la cuota de presentación. Para venir a Miami se inscribieron 56 artistas que, a la fecha de la exposición se redujeron a 23, pero estuvieron presentes mujeres de Argentina, México, Portugal, Alemania, Perú, Japón y otros países. Esa exposición fue su primera aventura, con una inversión de 40 mil dólares, cifra muy considerable en aquel momento. Pero, a pesar de que el nombre de Pilar Tobón era poco conocido en el mundo, la posibilidad de presentarse en un mercado tan atractivo como el de Florida y hacerlo en el marco de un museo, aumentó el interés de las artistas y aseguró el éxito del evento. La ocasión sirve de fundamento para Women in the Textile Art 2000, organización que ha convocado la bienal de este año en Miami. A través de internet y revistas dedicadas al Arte Textil como Fiberarts Magazine ,Textileforum entre otras, se ha dado información a más de 3 mil personas y se ha asegurado una presencia masiva de artistas de todo el mundo. Esta bienal, cuya inauguración ocurrió en Miami el viernes 1º de noviembre de 2002, tiene como tema el entrecruzamiento de la fibra y el metal y está concentrada en obras de pequeña escala, o miniaturas, como prefiere llamarlas Pilar, debido a la dificultad para movilizar e instalar obras de gran tamaño. En este contexto es oportuno hablar de esta organización Women in the Textile Art, creada por Pilar en 1999, no sólo como una estructura para realizar exhibiciones periódicas, sino como un medio para reunir y poner de acuerdo a las mujeres, que en todas las latitudes de este mundo, se dedican a realizar un arte textil que exprese, de manera cabal sus aspiraciones y sus íntimas motivaciones. El año 2000, en Miami se celebró la Primera Bienal Internacional de Women in the Textile Art, con el tema de Renacer Precolombino. En ella se puso de relieve la actividad textil de la mujer en las tradiciones y valores sociales de la América Antigua y como esa tradición milenaria es un substrato de la América Latina de hoy. El éxito logrado en esa primera bienal impulsó a Pilar a dedicar una parte considerable de su escaso tiempo, a motivar a un gran número de mujeres artistas de todo el universo. La convocatoria a esta segunda bienal produjo el contacto con más de 3000 creadoras del mundo, de ellas más de 1000 quisieron exponer y fueron seleccionadas las obras de 105 artistas, que representan a 30 países y a los 5 continentes. El día de la inauguración estaban presentes 24 de esas artistas, y con su presencia se logró un verdadero triunfo artístico, de crítica y de público. El jurado, integrado por Pilar Tobón, Benjia Morgenstern, de los Estados Unidos y Yosi Anaya, de México, tuvo una tarea ardua para definir las obras premiadas, pero al final se decidieron por otorgar el primer galardón a la obra Thread and Needle de la alemana Heidrun Schimmel, un verdadero poema y un ejemplo destacado del tratamiento del volumen en el arte textil. El segundo premio correspondió también a las nación germana, en la persona de Christina Frey, por su obra Silber Vestrickt y el tercer lugar fue para Virginija Degeniene, de Lituania por su bello conjunto Cinderella Steps 2001. Las menciones honoríficas correspondieron a la argentina María Estela Serafín, por El conocimiento desgarrando la ignorancia; Carolyn Lee Veshlage, de los Estados Unidos, por Freíd Circuits; Naoko Serino, de Japón, por su obra Generating-5; Tatjana Blinja, de Croacia, con su obra Warrior y Pilar Rocha, de Colombia por Los Ojos son el reflejo del alma.